PARAR EL TIEMPO
El otro dia salió en televisión una señora , mayor como yo, emocionadísima con la muñeca que le regalaban y que no había tenido de niña, a mi se me saltaron las lagrimas .
No cabe duda que de mayores añoramos la niñez. Yo la recuerdo tan bonita y tan alegre a pesar de la escasez de aquellos tiempos. Sueño todavia con aquella maravillosa finca , toda para mi, para saltar, para correr, para jugar, no tenia fin. Me divertían tanto mis travesuras. Era una inconsciente, todo el día planeando disparates, escapando siempre de los mayores para que no me castigaran. Mi abuela la pobre, era la que daba la cara y siempre me reñía. Lo que mas le molestaba a mi abuela era la ordinariez y le daba la impresión de que a mi me estaba gustando. Me decía que cambiase de amigas que eran muy ordinarias. El marido de mi hermana, uno de los cuñados mayores, que me conoció de niña, decía que yo estaba salvaje ( por no decir mal educada, imagino), pero yo era feliz, sana y salvaje. Me parecía mucho mas divertida la amiga ordinaria que decía palabras feas, cosa que nunca decíamos nosotras, ni habíamos conocido en mi familia.
Os asombrará si os digo que si nombrábamos algo intimo, siempre lo decíamos en francés. Por ejemplo, para decir pis, decíamos: "la petite", caca, decíamos: "le grand", el pecho : "la poatrin", el sujetador: "le soutien", el culo: "el pompis"... (esto lo sigo diciendo) y jamás se nombraba un miembro femenino, ni masculino , ¡ni siquiera sabíamos como se llamaban!
No cabe duda que de mayores añoramos la niñez. Yo la recuerdo tan bonita y tan alegre a pesar de la escasez de aquellos tiempos. Sueño todavia con aquella maravillosa finca , toda para mi, para saltar, para correr, para jugar, no tenia fin. Me divertían tanto mis travesuras. Era una inconsciente, todo el día planeando disparates, escapando siempre de los mayores para que no me castigaran. Mi abuela la pobre, era la que daba la cara y siempre me reñía. Lo que mas le molestaba a mi abuela era la ordinariez y le daba la impresión de que a mi me estaba gustando. Me decía que cambiase de amigas que eran muy ordinarias. El marido de mi hermana, uno de los cuñados mayores, que me conoció de niña, decía que yo estaba salvaje ( por no decir mal educada, imagino), pero yo era feliz, sana y salvaje. Me parecía mucho mas divertida la amiga ordinaria que decía palabras feas, cosa que nunca decíamos nosotras, ni habíamos conocido en mi familia.
Os asombrará si os digo que si nombrábamos algo intimo, siempre lo decíamos en francés. Por ejemplo, para decir pis, decíamos: "la petite", caca, decíamos: "le grand", el pecho : "la poatrin", el sujetador: "le soutien", el culo: "el pompis"... (esto lo sigo diciendo) y jamás se nombraba un miembro femenino, ni masculino , ¡ni siquiera sabíamos como se llamaban!
La familia era una piña, la pena fue que se tuvo que deshacer y separar y cada rama tiro para un sitio, sin dejar de querernos nunca, eso si. Hoy casi todos los de mi generación ya se han ido, solo queda mi hermana que la tengo lejos, alguna de mis primas que también son como hermanas para mi, otros primos que no viven aquí y nunca los veo desgraciadamente, y mis recuerdos. Los que ya se fueron tendrían cantidad de anécdotas y qué bien las contarían! , todos simpáticos , amenos y sobretodo buenos.
Llegar a los 90 años en buenas condiciones es un regalo que hay que celebrar y sin duda debo agradecer todo lo que me ha dado la vida hasta ahora.
Me gustaría parar el tiempo ( "El tiempo se paró" es el título de una canción que compuso mi hijo y viene al caso. Me gusta mucho, como toda su música. La pongo aveces, es bonito oírla de fondo para seguir escribiendo). Qué bueno sería si pudiese parar el tiempo. No me extrañaría que llegue un día, tal como va sucediendo todo tan deprisa, que se produjese un milagro y que todo pasara mas lento. Esto no les gustaría a los que no ven el momento de jubilarse, pero después seguro que estarían de acuerdo conmigo cuando se den cuenta de lo deprisa que pasa el tiempo. A mi me hace el efecto, y no me gusta, de que todos los días cumplo años... ¡y cómo me gustaba cumplirlos de pequeña!. Se me ha hecho muy corta la vida, quisiera seguir viviendo y continuar escribiendo desde la experiencia de mis muchos años. Hace nada caí en la cuenta de la suerte que tengo de haber llegado hasta aquí consciente y con ganas de seguir. Tengo tanto que agradecer...
Empezando por la familia que Dios me ha dado. Mi marido, buenísimo, que me dio tres hijos queridos, pero nos dejó muy pronto. Pienso que se fue en su momento. Sufriría mucho ahora. No aguantaría el cambio tan tremendo que se nos vino encima, tanta basura, tanta corrupción en la política, en la religión que era lo mas sagrado para él.
Él tampoco toleraba la mala educación y algún disgusto se llevó precisamente por ese motivo. Siempre se ponía a corregir a la gente en la calle, ahora que hablo de educación.
Él tampoco toleraba la mala educación y algún disgusto se llevó precisamente por ese motivo. Siempre se ponía a corregir a la gente en la calle, ahora que hablo de educación.
Recuerdo un dia que llegó a casa con las gafas rotas, cristales incrustados en el ojo y lleno de sangre. Le había llamado la atención a un chico que estaba haciendo pis en el jardín de nuestra casa cuando estaban jugando todos los niños. Al acabar de hacer sus necesidades, el chico se dio media vuelta, le arreó un puñetazo en el ojo y salió corriendo. Yo siempre le decía : "no se puede ir por ahí educando a la gente por la calle, o te pasará esto mas veces".
Otra vez le acompañaba nuestra hija dando un paseo por la plaza de Castilla un día de feria, cuando vieron a un charlatán tramposo, que tenia unos vasitos encima de un cajón rodeado de pobres jugadores apostando sus pesetas para adivinar debajo de cual estaba la bolita. Al pasar mi marido, sin pensarlo dos veces, apartó a la gente y le dio un puntapié al cajón y salió todo volando. Todos echaron a correr y en un segundo se quedó la plaza vacía. Debieron pensar que era la policía. El susto mas grande se lo llevó nuestra hija que fue la que me lo contó. Mi marido satisfecho, pensaba que era lo que se merecía aquel tramposo... ¡Genio y figura!. Ahora no encajaría con su carácter aquí abajo, creo que arriba estará mucho mas tranquilo , aunque lo echamos mucho de menos y seguro que él a nosotros también. Para él la familia era todo, estar en casa, sus libros de historia... (de esto sabia mas que nadie, era su carrera preferida). Nos dejó recuerdos entrañables.
Nos hacia gracia lo torpe que era para manejar las cosas. Como conductor era un desastre, le costó muchísimo aprender a conducir. Aún así sacó el carnet, a la cuarta, todo un mérito para él. Pero luego era un peligro al volante, menos mal que lo protegía " El cristo del buen viaje" . Creo que era la única manera de llegar vivos a los sitios. Yo lo forraba de estampitas y antes de meternos en el coche ya empezábamos a rezar la oración que nos sabíamos todos de memoria: "Santísimo Cristo del buen viaje en estos tiempos en que hombres y mujeres con nuestras carreras vertiginosas, arriesgamos nuestras vidas todos los días...etc.." .
Si se le pinchaba una rueda, seguía conduciendo... el coche está torcido, decía... Si le salía humo del motor, tenia claro que había que echarle agua... y se la echaba al deposito de gasolina... Lo mas curioso es que, por suerte ( y la ayuda de las estampitas), siempre llegaba tan fresco.
Nos quedamos mas tranquilos (y él también) el día que mandó la conducción a paseo, a partir de entonces solo necesitaba el billete para viajar en autobús y así aprovechaba el trayecto para rezar. No he conocido persona que rezase mas. Dormíamos con las puertas abiertas de los dormitorios para rezar al acostarnos, mientras el nos guiaba en las oraciones paseando por el pasillo. allá arriba no le hará falta rezar, estará en lo mas alto por lo mucho que rezó aquí y pedirá por nosotros, de eso estoy segura.
Si se le pinchaba una rueda, seguía conduciendo... el coche está torcido, decía... Si le salía humo del motor, tenia claro que había que echarle agua... y se la echaba al deposito de gasolina... Lo mas curioso es que, por suerte ( y la ayuda de las estampitas), siempre llegaba tan fresco.
Nos quedamos mas tranquilos (y él también) el día que mandó la conducción a paseo, a partir de entonces solo necesitaba el billete para viajar en autobús y así aprovechaba el trayecto para rezar. No he conocido persona que rezase mas. Dormíamos con las puertas abiertas de los dormitorios para rezar al acostarnos, mientras el nos guiaba en las oraciones paseando por el pasillo. allá arriba no le hará falta rezar, estará en lo mas alto por lo mucho que rezó aquí y pedirá por nosotros, de eso estoy segura.
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